El presidente Javier Milei participó en la cumbre del G20 en Río de Janeiro, donde expuso su visión sobre la política exterior argentina. Durante su intervención, Milei admitió que su agenda disruptiva enfrenta límites, pero subrayó que es posible llevar adelante una diplomacia respetando las normas convencionales. A pesar de ser percibido como un “paria” en América Latina, su discurso ha resonado entre las potencias del G7, como Estados Unidos y Alemania, quienes ven en él un aliado estratégico en la región.

Milei se ha manifestado en contra de la estructura actual de la ONU, considerándola ineficaz para abordar los conflictos globales. En este sentido, decidió retirar a Argentina de la Conferencia sobre Cambio Climático en Baku y votar contra iniciativas relacionadas con la defensa de los pueblos originarios y derechos de la mujer. Sin embargo, su canciller, Gerardo Werthein, reafirmó el compromiso argentino con el Acuerdo de París, aclarando que no se ha tomado la decisión de abandonar este tratado crucial para el cambio climático.

Las tensiones con otros líderes latinoamericanos, como Lula da Silva y Gustavo Petro, fueron evidentes, ya que estos mandatarios optaron por distanciarse de Milei en el foro. Sin embargo, el presidente argentino aprovechó la ocasión para reunirse con figuras clave como Xi Jinping y Kristalina Georgieva, buscando fortalecer la presencia de Argentina en el escenario internacional.

Contexto

La participación de Milei en el G20 se produce en un contexto donde su administración enfrenta críticas por su enfoque en temas de derechos humanos y medio ambiente. A pesar de los desafíos, el presidente argentino se muestra optimista sobre el futuro de su política exterior y la posibilidad de crear alianzas que beneficien a Argentina. Este enfoque puede abrir nuevas oportunidades de intercambio y colaboración internacional, esenciales para el desarrollo del país en la actual coyuntura global.