La proteína es un macronutriente esencial que desempeña un papel crucial en el mantenimiento y el desarrollo del organismo. Su función va más allá de la construcción muscular; también es fundamental para la reparación de tejidos, la producción de hormonas y la regulación de enzimas. Sin embargo, la cantidad de proteína que cada individuo necesita varía significativamente a lo largo de su vida y depende de factores como la edad, el nivel de actividad física y el estado de salud general.

Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras guías dietéticas, el consumo mínimo sugerido para un adulto promedio es de 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal. Por ejemplo, una persona que pese 70 kg debería consumir al menos 56 g de proteína al día. Sin embargo, aquellos que llevan un estilo de vida activo, realizan entrenamientos de fuerza o están en la etapa de envejecimiento pueden necesitar un aporte mayor, que podría oscilar entre 1,2 g y 2 g por kilogramo.

Es importante destacar que tanto un consumo insuficiente como excesivo de proteína pueden tener efectos adversos en la salud. Un déficit puede llevar a la pérdida muscular y fatiga, mientras que un exceso podría sobrecargar los riñones y provocar complicaciones gastrointestinales. Por lo tanto, la clave radica en encontrar un equilibrio adecuado en la ingesta de este nutriente.

Contexto

Entender las necesidades proteicas en cada etapa de la vida es vital para promover una alimentación saludable y prevenir problemas de salud. En Argentina, donde la nutrición es un tema de creciente interés, integrar fuentes variadas de proteína puede ayudar a las personas a cumplir con sus requerimientos nutricionales. Desde legumbres y lácteos hasta carnes magras y frutos secos, existen numerosas opciones que permiten diversificar la dieta y asegurar un aporte equilibrado de nutrientes.